Probablemente ha oído de la película Ready Player One, basada en el libro homónimo de Ernest Cline. Estrenada en 2018 y dirigida por Steven Spielberg, la obra presenta un futuro distópico en el que la humanidad —desesperada por escapar de la triste realidad— converge en el OASIS: un mundo virtual en el que sus usuarios pueden jugar, socializar y trabajar. Tanto la película como el libro destacan por sus referencias a la cultura pop al punto de la autocomplacencia.
Interprete eso como quiera.
Quizás también haya oído que Warner Bros. Discovery —productora y distribuidora de la película— no está en su mejor momento. Con una deuda de $45 millones de dólares, tal como reporta Reuters, una fusión con Paramount —otro gigante del entretenimiento— está en las cartas. Hay dudas de que este sea el mejor curso de acción.
En esta situación, algunos argumentarían que lo mejor sería ir por lo seguro y evitar gastos excesivos y/o arriesgados. A pesar de ello, la compañía sigue tomando decisiones desconcertantes. Un buen ejemplo es el reciente anuncio de Warner Bros: está trabajando de la mano con Futureverse para hacer realidad el OASIS.
El OASIS, ¿la profecía del metaverso?
A través de un comunicado de prensa, publicado el 4 de enero de 2024, Futureverse —compañía especializada en IA y el metaverso— anunció la formación de Readyverse Studios junto con Ernest Cline —autor de Ready Player One— y el productor de la cinta de 2018: Dan Farah.
Con el apoyo de Warner Bros. Discovery, el estudio planea construir “el destino definitivo para que los fanáticos exploren sus historias y propiedades intelectuales favoritas”. Para lograr este ambicioso objetivo, empleará tecnologías como la web3, el metaverso, la realidad aumentada y la realidad virtual.
En otras palabras, quieren materializar el metaverso en la imagen y la semejanza del OASIS. Se llamará “Readyverse”. En mi opinión, el nombre necesita un cambio.
¿Cómo funcionará el Readyverse?
Según Forbes, Aaron McDonald —cofundador de Futureverse— explica que el Readyverse proporcionará a sus usuarios herramientas de creación de contenido. Estas les permitirán crear mundos que estarán interconectados por medio de dos elementos: un “pasaporte digital” con la información personal del usuario y el ReadyPass. Este es el que le concederá acceso a los mundos generados por otros jugadores.
Estos elementos proveerán a los jugadores un inicio de sesión único, además de una sola identidad, avatar e información de facturación. También tendrán acceso a los bienes digitales creados por otros usuarios. En papel, la idea no suena mal.
¿Pero podrán trasladarla a la realidad… virtual? ¡Ba Dum Tss!
¿El futuro del entretenimiento o un fracaso anunciado?
Como menciona Forbes, la propuesta de hacer un metaverso en 2024 resulta desconcertante. Más preocupante es el hecho de que la presentación parece un esfuerzo desesperado para juntar todas las modas tecnológicas de los últimos años sin considerar su viabilidad. The New York Times ha documentado cómo ha habido un rechazo absoluto hacia la blockchain y las NFT por parte de la comunidad gamer.
Otro punto que plantea Forbes es que la premisa de que los usuarios interactúen directamente con las franquicias y propiedades intelectuales de Warner Bros. resulta un tanto redundante en un mundo en el que existe Fortnite y Roblox.
El primero se ha convertido en un gran ‘crossover’ de franquicias. Entre estas se encuentran Marvel, DC, Dragon Ball, Stranger Things y Las Tortugas Ninja. El segundo activamente permite que los jugadores creen sus propias experiencias y las compartan con la comunidad.
Según el comunicado de prensa de Futureverse, el Readyverse se lanzará en algún momento de 2024. Independientemente del resultado, lo más recomendable sería que los interesados en experimentar el proto-OASIS bajen las expectativas.
Aún estamos muy lejos para garantizar una experiencia similar a la vista en Ready Player One. Por eso, más que preocuparse en publicitar sus propiedades intelectuales y franquicias, Warner Bros. y Futureverse deberían enfocarse en crear una buena experiencia de juego. Al fin y al cabo, ¿qué es el OASIS sino una celebración de los videojuegos?