Reducción de la superficie de ataque en entornos de TI

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La superficie de ataque se puede definir como los activos físicos y digitales que posee una organización y que podrían ser comprometidos por un atacante y de esta manera facilitar un ciberataque.
El objetivo final de los cibercriminales puede ser desde desplegar un ransomware y robar datos, reclutar máquinas para una botnet, descargar troyanos bancarios, o hasta instalar malware para minar criptomonedas.
En conclusión: cuanto mayor sea la superficie de ataque, mayores serán las opciones que tienen los atacantes para cumplir sus objetivos.
El 2024 fue un año en el que la ciberseguridad volvió a ser noticia. El Banco Mundial confirmó que América Latina y Caribe es la región de más rápido crecimiento en incidentes cibernéticos divulgados, con una tasa promedio de crecimiento anual del 25 % en la última década. Además, es la región menos protegida.
¿Qué puede incluir una superficie de ataque?
Hardware y dispositivos conectados
Servidores, PCs, móviles, IoT, routers.
Software y aplicaciones
Sistemas operativos, aplicaciones web, APIs, bases de datos, etc.
Puntos de entrada digital
Puertos abiertos, servicios en ejecución, formularios web, interfaces públicas.
Usuarios y credenciales
Empleados, proveedores externos, cuentas con privilegios.
Red y conexiones
VPNs, Wi-Fi, conexiones remotas, firewalls mal configurados.
Ejemplos de Superficie de ataque
1) Aplicación web expuesta:
Un ejemplo de ataque a una aplicación web expuesta es la inyección SQL. Los atacantes pueden aprovechar una vulnerabilidad en una aplicación web para insertar código SQL malicioso en una consulta, con el fin de manipular la base de datos y obtener acceso no autorizado a información confidencial.
Una API podría autenticar exitosamente a un usuario a través de un valor userID en la solicitud de API pero aceptar una ID diferente en el parámetro de consulta.
Si la API no valida que el usuario autenticado tenga acceso a los datos solicitados (es decir, que el ID de usuario en la solicitud coincida con el ID de usuario en la consulta), entonces un atacante puede acceder fácilmente a los detalles de la cuenta de cualquier otro usuario.
3) Puertos abiertos sin necesidad
El riesgo no es necesariamente el puerto abierto, sino la tecnología y la infraestructura subyacentes que lo escuchan. Al fin y al cabo, el puerto y el receptor son simplemente la puerta. La tecnología tras la puerta es la que provoca la vulneración. Por ejemplo, Apache, NGINX o Tomcat podrían ser el servidor web utilizado para escuchar el tráfico del puerto 80/443. Por lo tanto, los atacantes podrían buscar vulnerabilidades específicas en Apache, NGINX o Tomcat para intentar atacar el entorno.
4) Credenciales comprometidas:
Suplantación de identidad (phishing): Los correos electrónicos, sitios web o mensajes falsos engañan a los usuarios para que revelen sus credenciales de usuario, como contraseñas, imitando entidades confiables. En el ámbito corporativo, los atacantes intentan explotar la poca concientización en temas de seguridad de los empleados.
Keylogging: Este software malicioso registra las pulsaciones de teclas, capturando nombres de usuario, contraseñas y otra información confidencial mientras los usuarios escriben en dispositivos comprometidos.
5) Dispositivos IoT sin protección:
Desafortunadamente, muchos dispositivos IoT no vienen configurados de forma segura por defecto al ser entregados por los fabricantes y, debido a su naturaleza a menudo integrada, no se les aplican parches ni se protegen periódicamente una vez en producción.
Cualquier vulnerabilidad de la red puede ser fácilmente explotada por hackers y atacada con malware. Por lo tanto, las empresas deben asegurarse de implementar una sólida gobernanza de seguridad y cumplimiento normativo en todos los puntos de contacto del IoT.
Estrategias para reducir la superficie de ataque
Cuanto más grande sea la superficie de ataque, más puntos vulnerables tendrán los atacantes para intentar penetrar en el sistema, lo que aumenta la probabilidad de un ataque exitoso. A continuación algunas ideas para reducir el daño:
Mantén un inventario actualizado de todos los activos (hardware, software, servicios y APIs).
Usa herramientas de escaneo para identificar puntos expuestos.
Minimiza los servicios innecesarios
Desinstala o desactiva software, puertos, procesos y APIs no utilizados.
Usa el principio de “menos es más”.
Da a los usuarios solo el acceso estrictamente necesario.
Revisa y elimina cuentas antiguas o inactivas.
Mantén todo el software actualizado para corregir vulnerabilidades conocidas.
Divide la red en zonas con controles específicos.
Limita el acceso lateral en caso de intrusión.
Seguridad en el desarrollo
Implementa prácticas de DevSecOps.
Escanea el código y las dependencias por vulnerabilidades.
Usa sistemas de detección de intrusos (IDS/IPS), SIEM y monitoreo continuo.
Formación del personal
Capacita regularmente a los empleados sobre seguridad, phishing y buenas prácticas.
Especialmente en accesos remotos y cuentas críticas.
Reducción de exposición pública
Limita la información accesible desde internet.
Usa firewalls, VPNs y listas blancas de IPs.
Conclusión
Reducir la superficie de ataque es una tarea continua, no puntual. Para poder tomar medidas de defensa efectivas contra los ataques cibernéticos, es fundamental conocer los diversos tipos de amenazas.
Cada tipo de ataque tiene su propia forma de operar, lo que obliga a las organizaciones y a los usuarios a mantenerse un paso adelante mediante la implementación de tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial y el machine learning, para lograr una defensa más dinámica y adaptativa.
El futuro de la ciberseguridad depende de la tecnología y la capacidad humana. Las mejores estrategias para proteger la información y los sistemas en un mundo cada vez más interconectado y digital son la vigilancia continua, la implementación de herramientas de seguridad avanzadas y la educación de los usuarios acerca de la ciberseguridad.