¿Cómo afecta la ciberseguridad a las infraestructuras críticas de TI?

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En la era digital actual no hacen falta terremotos, apagones ni incendios para detener una empresa: basta con un clic. Un clic en un enlace malicioso, una mala configuración en la nube o una cuenta privilegiada comprometida.
Solo esto puede bastar para que toda una infraestructura tecnológica —esa que procesa pagos, almacena datos, controla accesos y garantiza la continuidad operativa— colapse en segundos.
¿Te imaginas una organización sin acceso a su servidor de correos, su ERP, o sin posibilidad de autenticar usuarios en su red? Esa es la realidad cuando la ciberseguridad falla en la infraestructura de TI crítica.
Ya no se trata solo de proteger datos; se trata de cuidar la operación misma, el negocio, la confianza y en muchos casos, la reputación institucional.
En este artículo, exploraremos cómo la ciberseguridad se ha vuelto un pilar para asegurar la continuidad de las infraestructuras tecnológicas más sensibles, cuáles son las amenazas más comunes y qué herramientas pueden ayudarte a proteger lo que no puede fallar.
¿Qué es una infraestructura de TI crítica?
Se considera infraestructura de TI crítica a los componentes tecnológicos esenciales que, en caso de falla o ataque, interrumpirían gravemente las operaciones de una organización. Entre ellos se encuentran:
Centros de datos físicos y virtuales.
Sistemas de autenticación (Active Directory, LDAP, SSO).
Redes LAN/WAN y conexiones VPN.
Aplicaciones core de negocio (ERP, CRM, servicios financieros).
Sistemas de monitoreo, respaldo y disaster recovery.
Muchas organizaciones subestiman la criticidad de su TI, hasta que ocurre un incidente. En sectores como salud, banca, retail, gobierno o industrial, esta infraestructura representa el punto más sensible de todo el ecosistema operativo.
Principales amenazas
Ransomware en servidores de archivos o controladores de dominio: cuando un ataque de ransomware afecta estos componentes clave, puede cifrar archivos críticos y deshabilitar funciones esenciales del sistema. Esto impide que los usuarios accedan a documentos, aplicaciones, bases de datos o incluso que inicien sesión en la red corporativa.
En consecuencia, la organización puede sufrir una parálisis operativa total, ya que muchas de sus funciones dependen directamente de estos servidores para funcionar.
Compromiso de cuentas privilegiadas (PAM): el robo o uso indebido de credenciales de administrador permite a los atacantes desplazarse entre distintos sistemas o servidores para ampliar su acceso. A partir de ahí, pueden ejecutar acciones maliciosas, como instalar mecanismos de persistencia o manipular configuraciones para mantener el control de forma encubierta.
Ataques a la cadena de suministro de software: se producen cuando un atacante vulnera a un proveedor o componente externo confiable (por ejemplo, una actualización de software o una herramienta de gestión) para introducir código malicioso. Así, un sistema aparentemente legítimo y autorizado se convierte en un vehículo de propagación del ataque, permitiendo que el malware llegue a múltiples organizaciones sin ser detectado fácilmente.
Fallos en la segmentación de red: cuando no existe un aislamiento adecuado entre distintos entornos de red, por ejemplo, entre los sistemas públicos y los internos, un atacante que compromete un servidor expuesto (como un portal web) puede desplazarse fácilmente hacia otras partes más sensibles de la infraestructura.
Esto permite que una brecha menor se convierta rápidamente en una amenaza mayor, afectando sistemas críticos que deberían estar protegidos tras múltiples capas de seguridad.
Errores de configuración en la nube: cuando se implementan servicios en plataformas como AWS, Entra ID (anteriormente Azure) o Google Cloud sin aplicar las medidas de seguridad adecuadas, pueden generarse vulnerabilidades graves.
Algunos ejemplos comunes son buckets de almacenamiento configurados como públicos, bases de datos expuestas a internet sin autenticación o usuarios con privilegios excesivos.
Estos errores abren la puerta a accesos no autorizados, robo de información sensible, o incluso la manipulación de sistemas críticos, todo sin necesidad de que el atacante explote una vulnerabilidad técnica, ya que el problema proviene de una mala configuración humana.
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¿Qué consecuencias tiene una brecha?
Interrupción de operaciones core: incapacidad para facturar, gestionar clientes o acceder a sistemas de misión crítica.
Pérdida de integridad y confidencialidad de los datos: incluyendo propiedad intelectual, datos personales o financieros.
Sanciones regulatorias y legales: especialmente bajo leyes como GDPR, HIPAA o la Ley Marco de Ciberseguridad en América Latina.
Impacto reputacional y financiero: pérdida de confianza de clientes, inversores y stakeholders.
La respuesta: visibilidad, detección y control
Proteger una infraestructura de TI crítica requiere visión integral, respuesta temprana y automatización. Aquí es donde entra la propuesta tecnológica de ManageEngine, centrada en proteger desde los cimientos hasta el perímetro:
Log360: plataforma SIEM avanzada que combina correlación de eventos, machine learning y detección de comportamiento anómalo para identificar amenazas en tiempo real, con una capa dual de detección basada en IA que reduce falsos positivos.
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ADAudit Plus: auditoría continua de controladores de dominio, GPOs, accesos a archivos y cambios en privilegios. Esencial para proteger Active Directory y detectar movimientos laterales.
Firewall Analyzer: visibilidad total sobre tráfico de red, políticas de seguridad y actividad sospechosa a nivel perimetral.
PAM360: gestión segura de accesos privilegiados para prevenir el uso indebido de cuentas administrativas.
Cloud Security Plus: análisis de seguridad en entornos multicloud para detectar errores de configuración, accesos indebidos y comportamiento anómalo.
La infraestructura de TI es hoy la columna vertebral de las organizaciones. Su criticidad no radica únicamente en las funciones que cumple, sino en lo que detendría si fallara.
La ciberseguridad no debe aplicarse como un parche posterior, sino como un componente estructural del diseño tecnológico.
Contar con herramientas que brinden visibilidad continua, auditoría, análisis predictivo y respuesta automatizada es una gran forma de garantizar la continuidad operativa en entornos cada vez más expuestos.
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