A finales de agosto, The Wall Street Journal dio a conocer que Sam Altman —director ejecutivo de OpenAI— estaba planteando la idea de hacer una recolección de fondos para financiar construcción de nuevas fábricas de chips y data centers. Desde entonces, los asesores y aliados de Altman han contribuido a la recaudación.
Según un comunicado oficial de OpenAI, la organización recolectó 6.600 millones de dólares en su última ronda de recaudación. Como señala The New York Times, dicha cifra equivale a un cuarto de la producción económica de los Estados Unidos.
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Más importante, la compañía ahora tiene un valor de 157.000 millones de dólares. Esto ha convertido a OpenAI en una de las start-ups más exitosas y valiosas del mundo.
Y todo parece indicar que esto solo es el comienzo.
¿Qué se sabe sobre la última ronda de recolección de fondos para Open AI?
Como informa Bloomberg, los inversionistas incluyeron a Microsoft —que ya tenía una relación cercana con OpenAI—, SoftBank, Nvidia, Khosla Ventures, Fidelity, Altimeter Capital y MGX. Según Fortune, Thrive Capital encabezó la última ronda de financiamiento con una inversión total de 1.300 millones de dólares.
De dicha cifra, 750 millones de dólares provienen de su propio fondo. Los 550 millones restantes, de otros inversionistas a través de un vehículo de propósito especial (SPV).
Según The New York Times, Thrive Capital tiene un beneficio que ningún otro inversionista posee. A lo largo de 2025, la empresa podrá invertir hasta 1.000 millones de dólares más en OpenAI con la misma valoración de 157.000 millones de 2024.
¿Por qué esta recolección de fondos es tan importante para OpenAI?
OpenAI ha dicho que esta inyección de dinero servirá para mantenerse en la vanguardia de la carrera de la inteligencia artificial. Esto incluiría tanto su investigación como su desarrollo. No obstante, también se debe tener en cuenta su funcionamiento.
La existencia de la IA es costosa a nivel energético y ecológico. Esto es problemático, pero se vuelve una crisis cuando todas las víctimas de la “fiebre del oro” de la IA buscan crear modelos más potentes. Tomemos a OpenIA como ejemplo. Según Reuters, ha perdido miles de millones de dólares por el mero funcionamiento de su tecnología.
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La empresa recientemente reveló OpenAI o1: una versión de ChatGPT que “razona” a través de matemáticas, ciencia y problemas de programación. A diferencia de las anteriores versiones, no aprende solo analizando datos de internet. Fue construida sobre el concepto de reinforcement learning. A través de este, el sistema puede aprender conductas adicionales por medio de procesos de prueba y error extensivos.
Por supuesto, esta tecnología requiere incluso más poder de cómputo. Sin embargo, esta insostenibilidad no ha servido para disuadir a OpenAI. Como informa Fortune, la presión para lanzar nuevas versiones de ChatGPT ha erosionado la relación entre los equipos de investigación y seguridad y los responsables de monetizar los productos.
¿Qué está ocurriendo dentro de OpenAI?
Si estuvieron pendientes de las noticias, recordarán que la anterior junta directiva de OpenAI despidió Sam Altman en noviembre de 2023 ante su falta de transparencia. Pocos días después, Altman volvió junto con una nueva junta directiva. Desde entonces, la organización ha experimentado la partida de múltiples miembros de alto nivel.
Mira Murati, Bob McGrew y Barret Zoph —antiguos CTO, CRO y vicepresidente de investigación, respectivamente— anunciaron su renuncia en septiembre. Y esos solo son los casos más recientes. El científico investigador Andrej Karpathy abandonó OpenAI en febrero. Pocos meses después, Ilya Sutskever —cofundador de OpenAI y antiguo jefe de científicos— renunció junto con el anterior jefe de seguridad: Jan Leike. En agosto, John Schulman —otro de los fundadores— también abandonó OpenAI.
Cabe señalar que todas estas renuncias se están dando en medio de la transición de la compañía a una organización con ánimo de lucro. Según Fortune, algunos insiders han manifestado su preocupación porque el compromiso de la empresa con la seguridad ha quedado en segundo plano en medio del frenesí para lanzar nuevos productos.
Un vistazo a las finanzas de OpenAI
Gracias a los documentos financieros de OpenAI, descubiertos por The New York Times, sabemos del desempeño financiero de OpenAI y cómo se está presentando a los inversionistas. Convenientemente, no detalla cuánto dinero está perdiendo.
Según los documentos, las ganancias de OpenAI en agosto se triplicaron en comparación con el año pasado. Cerca de 350 millones de personas, en comparación con los 100 millones registrados en marzo, usan mensualmente sus servicios.
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Este pico de crecimiento está relacionado con el momento en el que OpenAI permitió que las personas usaran ChatGPT sin necesidad de crear una cuenta. La compañía espera que su herramienta brinde 2.700 millones de dólares en ganancias este año. De dicha cifra, 1.000 millones provienen de otros negocios que usan su tecnología.
Aproximadamente, 10 millones de usuarios pagan la suscripción mensual de ChatGPT. OpenAI espera aumentar el precio a 2 dólares para finales de año y lo aumentará a 44 dólares durante los próximos cinco años. No obstante, dada la correlación entre la potencia de la IA y su costo, esto solo demuestra que este modelo no es sostenible.
OpernAI no trabaja en pos de la humanidad
OpenAI cree que la inteligencia artificial será el futuro de los negocios. Una y otra vez, Sam Altman insiste que beneficiará a la humanidad. Sin embargo, el discurso del director ejecutivo ya se está tornando repetitivo e indiferente ante la realidad.
Hoy en día, la IA no es sostenible. Como señala The New York Post, no hay suficientes chips ni data centers. Con esta inyección de dinero, OpenAI planea invertir en la creación de esta nueva infraestructura. Cabe señalar que otras compañías serán las responsables de construirla. ¿Acaso esto marcará el fin de la carrera de la IA?
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Claro que no. El material de la campaña de financiamiento de OpenAI indica que la recolección de fondos tendría que continuar hasta el siguiente año. Esto se debe a que sus gastos crecieron a la par que el número de usuarios nuevos de sus productos. Y al final del día, eso es lo que realmente le interesa a OpenAI: satisfacer una demanda.
Según OpenAI, el objetivo es incrementar el número de chips y data centers para que toda la industria pueda beneficiarse. Sin embargo, es fácil poner en duda su “altruismo” cuando —tal como reportó Financial Times— pide a sus mecenas no apoyar económicamente a su competencia. Esta incluye empresas como Anthropic y xAI.
A estas alturas ya debería ser evidente: OpenAI no trabaja en pos de la humanidad. Su nuevo compromiso solo sirve a un propósito: convertirse en una organización con animo de lucro en dos años y continuar lucrándose del ya insostenible proceso de desarrollar, entrenar y mantener la IA. Y con ese objetivo como prioridad, OpenAI continuará aplazando la tarea de posponer y reinventar la IA para que sea sostenible.