Después de cuatro años, la demanda contra Google por la falta de privacidad del modo incógnito se ha resuelto con un acuerdo. ¿Qué implica?
Muy seguramente sabe qué es el modo incógnito. Al fin y al cabo, casi todos los navegadores cuentan con esta función. Como sugiere su nombre, no guarda información sobre las páginas web visitadas. Esto permite que los usuarios ejerzan su derecho a proteger la privacidad de sus datos. O eso es lo que muchos creen.
Aquellos ya familiarizados con la tecnología saben que, si bien el modo incógnito impide que ciertos datos sean almacenados en los dispositivos, no previene que los usuarios sean monitoreados por sitios web y proveedores de servicios de internet. Aun así, la forma tan ambigua o no tan clara en la que suelen explicarse estas condiciones ha contribuido a que muchos usuarios no entiendan cómo funciona el modo incógnito.
Lo anterior viene de la mano con que, desde hace años, los internautas han estado más conscientes de la constante supervisión de gigantes tecnológicos como Meta y Google. De hecho, este último es el protagonista de nuestra más reciente historia.
El modo incógnito de Google y la demanda de Boies Schiller Flexner LLP
En 2020, la firma de abogados Boies Schiller Flexner LLP presentó una demanda colectiva contra Google. Esta afirmaba que la compañía engañaba a sus usuarios haciéndoles creer que sus datos estaban protegidos en el modo incógnito. En realidad, la multinacional rastreaba, recolectaba e identificaba los datos de navegación de los usuarios incluso cuando abrían una nueva ventana en incógnito. Según BBC y Reuters, la demanda exigía una compensación de 5.000 millones de dólares para los afectados.
Como revela Fortune, Google luchó para que el caso fuera descartado. Eso fue hasta agosto de 2023, cuando la juez de distrito Yvonne Gonzáles Rogers negó la petición de la multinacional. Cuatro meses después, como documentó The Washington Post y The New York Post, Google llegó a un acuerdo con los demandantes para evitar ir a juicio. Sin embargo, las condiciones de ese acuerdo no se dieron a conocer hasta ahora.
Según The Wall Street Journal y Forbes, el gigante tecnológico se comprometió a borrar todos los datos de navegación de millones usuarios recolectados durante el modo incógnito. Esta no será la única consecuencia producto del acuerdo.
¿Qué implica el acuerdo entre Google y los demandantes representados por Boies Schiller Flexner LLP?
Como registra The Verge, el acuerdo obligó a Google a cambiar el mensaje al iniciar el modo incógnito. Previamente no especificaba qué información se guardaba en el navegador. Ahora sí explica que el modo incógnito no cambiará la forma de recoger datos empleada por los sitios web visitados y los servicios que utilicen.
Este cambio superficial, pero importante, tan solo es uno de los muchos propiciados por el acuerdo. A continuación listamos todo lo que Google se comprometió a hacer:
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Eliminar información que hagan identificables los datos privados de navegación. Esto se hace censurando datos como direcciones IP, generalizando cadenas User-Agent, y removiendo URL detalladas dentro de una página específica.
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Borrar el llamado campo header X-Client-Data. Google lo describe como un header Chrome-Variations que captura el “estado de la instalación del propio Chrome, incluyendo variaciones activas y experimentos server-side que puedan afectarla”. Ya que dicho header es generado a partir de un valor raíz aleatorio, es lo suficientemente único para identificar usuarios Chrome específicos.
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Bloquear cookies de terceros por cinco años. Esta función ya está activa. También debe eliminar las cookies de rastreo para antes de 2025.
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No utilizar tecnología que detecte cuando se activa el modo incógnito.
¿Cuál fue la respuesta de Google?
José Castañeda, el portavoz de Google, dio a conocer que la compañía está satisfecha por cómo se resolvió la demanda. No solo destacó que Google no utiliza los datos eliminados, sino que celebró que los demandantes no recibieran compensación monetaria. Sin embargo, es fácil cuestionar la honestidad de esta declaración.
Una prueba de lo anterior es un pie de página del escrito judicial. Este se destaca que al principio “Google declaró en la litigación que era imposible identificar y, por ende, eliminar datos de navegación privados debido a la forma en que almacena la información”. Sin embargo, después de que no procediera la petición de descartar la demanda, Google accedió a llevar a cabo una remediación de datos.
Otra prueba es la percepción negativa del modo incógnito dentro de Google. Como reveló The New York Post y la declaración de Mark C Mao, un socio de Boies Schiller Flexner LLP, los empleados de la multinacional lo describen como “un desastre confuso”, “una mentira total” y “un problema de ética profesional y honestidad básica”. También dicen que es “malo para los usuarios, los derechos humanos y la democracia”.
A pesar de que Google desestima la eliminación de los datos privados de navegación, David Boies —abogado en Boies Schiller Flexner LLP— celebra el resultado como una gran victoria para la privacidad de los datos en una era de creciente vigilancia digital.
El acuerdo evita que los datos de navegación sean utilizados para publicidad y no escuda a Google de futuras demandas. Usuarios individuales aún pueden demandar a la multinacional por daños personales, tal como reporta de The Wall Street Journal.
Los problemas de Google apenas están comenzando
Como señala The New York Times, Google ha invertido más de $1000 millones de dólares en los últimos cuatro meses para resolver demandas mientras se prepara para enfrentar al Departamento de Justicia de los Estados Unidos. Este tiene como objetivo el motor de búsqueda y negocio de publicidad de la multinacional. Y dada su omnipresencia como recolector de datos, sus problemas podrían estar comenzando.
El acuerdo entre Google y Boies Schiller Flexner LLP plantea un precedente positivo. Aun así, hay un largo camino por recorrer para lograr una verdadera transparencia de datos para los usuarios y garantizar su seguridad. Al final del día, compañías como Google son solo plataformas. El bienestar del usuario debería ser la prioridad.