La segunda década del siglo XXI fue testigo de un cambio de paradigma sin precedentes. Con la llegada de la pandemia, las ideas convencionales de una institución educativa dieron paso a un enfoque más digital. Asistir a clase y escuchar las conferencias de los profesores en Zoom o Microsoft Teams se convirtió en la nueva normalidad.
Con la creciente huella cibernética del sector educativo, surge una interrogante: ¿qué importancia tiene la ciberseguridad para estas instituciones?
Las amenazas en cuestión
Miren los siguientes informes sobre el panorama actual de las amenazas:
- En 2021, el sector educativo fue la industria que sufrió más violaciones de datos. Representó casi el 13% de todos los ciberataques en 2020.
- F5Labs observó que la educación fue el tercer sector más atacado por DDoS en 2021 y el más afectado por el volumen de estos ataques.
La flagrante presencia del sector educativo entre los primeros lugares en estos informes es motivo de preocupación, tanto en términos de privacidad de datos como de ciberseguridad. Tras estas brechas de seguridad, los estudiantes y educadores se enfrentaron a la cancelación de varias clases y la inaccesibilidad a las plataformas de aprendizaje.
Desde el punto de vista de la víctima
Aunque las consecuencias de estos ciberataques y violaciones de datos parecen momentáneas, no son más que la punta del iceberg. Un vistazo más detallado deja al descubierto las verdaderas amenazas.
Pérdidas financieras
Las escuelas de Estados Unidos se han enfrentado a más de 1.800 violaciones de datos desde 2005, con más de 28,6 millones de registros filtrados. Dichos ataques suelen ser el resultado del incumplimiento de regulaciones como FERPA, HEOA, PPRA y GDPR. Estas infracciones resultan en fuertes multas. No menos importante, las instituciones pueden perder millones si son víctimas de ciberataques. Un buen ejemplo es el incidente de ransomware a la Universidad de California.
Daños a la reputación
Los ciberataques y las violaciones de datos suponen una grave amenaza para la reputación de cualquier institución. La exposición de información sensible merma su prestigio. Esto provoca un aumento de la tasa de abandono. Además, explicar el alcance y la gravedad de la violación a los estudiantes, tutores y demás afectados complica aún más las cosas.
Obstrucción operativa
Las instituciones no son las únicas afectadas. Los estudiantes también enfrentan repercusiones. Un buen ejemplo es el de Albuquerque, donde las clases de 75.000 estudiantes fueron canceladas tras un ciberataque.
Todas las amenazas mencionadas ponen en manifiesto lo crucial que es la seguridad de los archivos para el sector educativo, sobre todo cuando se está convirtiendo en uno de los favoritos de los criminales.
Proteger su huella cibernética: El camino unificado
Ahora que se ha establecido el alcance de los daños causados por los ciberataques en las instituciones educativas, ¿cómo se pueden proteger?
El informe de Verizon sobre servicios educativos afirma que el ransomware representa el 80% de las infecciones por malware.
Aunque el modus operandi de las amenazas puede variar, aplicar inmediatamente parches a las vulnerabilidades es una de las formas más eficaces de frustrar el ransomware. Reduce drásticamente la superficie de ataque —es decir, el software o las aplicaciones vulnerables—, lo que disminuye la susceptibilidad a estos ataques.
Para maximizar la eficacia del parcheo, es esencial identificar las vulnerabilidades críticas y de día cero para mitigarlas rápidamente. El dashboard centralizado de Patch Manager Plus presenta una vista unificada de todos los computadores de la red, lo que facilita el control de las diversas actualizaciones de terceros y el sistema operativo.
Patch Manager Plus está disponible tanto on-premise como en la nube. Esto lo convierte en una solución ideal para instituciones de diversos tamaños y requisitos que buscan proteger los datos de sus usuarios.