Las NFT están aquí para quedarse. Es una píldora difícil de tragar. Más allá del escándalo que protagonizaron en 2021, han contribuido al calentamiento global. Sin embargo, no es prudente ignorar sus beneficios. Por este motivo, hay que preguntarse si las NFT pueden ser sostenibles ambientalmente en el año 2023 y más allá.

Antes de responder esa interrogante, hay que hacer un repaso. ¿Qué es una NFT y cuáles son sus consecuencias ambientales? ¿Puede calcularse su huella de carbono? Tras identificar los problemas de esta tecnología, será posible proponer una solución.

 ¿Qué es una NFT? 

Una NFT (Non Fungible Token o Ficha No Fungible) es un código rastreable que está atado a un objeto digital. Puede ser una imagen o una grabación. Una vez comprado, el bien se registra en la ID del usuario. De esta forma, se vuelve propietario del código. Para saber el porqué son tan valiosas, invitamos a leer este artículo de ManageEngine.

Si bien las NFT son potenciales puntos de inflexión en el debate de la soberanía del usuario en el espacio virtual, hoy en día no son reconocidas por eso. Durante los últimos años, sobre todo en 2021, celebridades y especuladores impulsaron la moda de las NFT como objetos de colección. Actualmente, el mercado de NFT está en declive.

Esto no es visto como algo malo. Aaron Brown, criptoinversionista y columnista en Bloomberg, ha comentado que los días de pagar precios exorbitantes por NFT han terminado. De hecho, espera ver muy pronto “NFT con substancia”. Ahora, esto no quiere decir que las fichas no fungibles deban permanecer como coleccionables.

Con el paso de la moda de las NFT encabezadas por celebridades, han entrado personas más interesadas en los potenciales beneficios de la tecnología blockchain.

Estudios como ‘Non-Fungible Tokens (NFT) – Innovation beyond the craze’ exploran su utilidad en el comercio del futuro. No solo son una piedra angular de las DeFi (Finanzas Descentralizadas), sino que la naturaleza de la blockchain dificulta su robo y falsificación. The New York Times tiene un excelente artículo explicando las DeFi.

 ¿Cuáles son las consecuencias ambientales de las NFT? 

La moda de las NFT dejó una muy mala impresión después del intento de muchas compañías de implementarlas. Tal como documenta Bloomberg, es difícil encontrar a un fanático de videojuegos que tenga algo positivo que decir. Más allá de eso, hay personas convencidas de que las NFT no son ambientalmente sostenibles.

Una NFT nace de una transacción en la blockchain. En general, esto involucra una serie de cálculos llamados proof-of-work (prueba de trabajo). Por diseño, esos cálculos implican un gran consumo de energía. Lo peor de todo es que este es exponencial, ya que los cálculos se tornan más complejos a medida se crean más fichas no fungibles.

 ¿Puede calcularse la huella de carbono de una NFT? 

Todavía no hay un estudio que muestre de forma confiable cuál es la huella de carbono de una NFT. Sin embargo, ‘Strategic management of carbon footprint using carbon collectible NFT on blockchain’ ofrece aproximaciones. Cabe señalar que la creación y venta de una NFT suponen transacciones independientes y dejan su propia huella.

Las NFT que utilizan el método proof-of-work en general consumen 58.49 TWh de electricidad y producen 27.78 Mts de CO2. Esto corresponde al gasto de energía de Uzbekistan y la huella de carbono de Siria, respectivamente.

Según Digiconomist, una sola transacción de Etherium generaba 33.4 Kg de CO2 en 2020. El programador Memo Akten apunta que una sola transacción de cualquier NFT genera 48 Kg de CO2.

Irónicamente, las NFT pueden emplearse para hacer seguimiento de la huella de carbono. Tal como señala Forbes, la tecnología blockchain otorga una certificación inmutable y reportes automatizados sobre cualquier tipo de información. Por supuesto, eso incluye todo lo relacionado con ESG (gobierno ambiental, social y corporativo).

Iniciativas de NFT enfocadas en sostenibilidad ambiental 

Como ha documentado The Guardian, Etherium —una de las plataformas más grandes de blockchain— recientemente se fusionó con un libro de contabilidad descentralizado de propósito especial llamado Beacon Chain. Tras esta actualización, Ethereum utiliza un mecanismo alternativo llamado proof-of-stake (prueba de participación).

Este procedimiento consume 99% menos energía que el proof-of-work. Lo anterior se debe a que los mineros de datos son reemplazados por validadores que apuestan fichas de éter como garantía para verificar transacciones y acumular intereses.

La actualización de Etherium tiene implicaciones importantes. Al fin y al cabo, esta plataforma sustenta la mayoría de las aplicaciones de la Web 3.0. No nulifica la huella de carbono, pero es un paso importante hacia la adopción del nuevo ecosistema digital.

Etherium no ha sido la única plataforma interesada en reducir la emisión de carbono.

Portafolio reportó que la fintech Juancho Te Presta lanzó una NFT de carbono neutro. Forbes mostró otra alternativa. Ben Whately, fundador de Memrise, creó una ficha no fungible cuyas ganancias serán dirigidas a la reforestación. Wired escribió sobre Sven Eberwein, un artista decidido a nulificar la huella de carbono de sus creaciones.

A pesar de estas iniciativas, el proceso proof-of-stake sigue sin ser el estándar. Estudios como ‘Energy Consuptiom in Crypto: an Overview’ y ‘Blockchain, climate damage, and death’ dejan en evidencia que el modelo proof-of-work no es sostenible.

Si las NFT han de volverse una piedra angular del cambio de paradigma tecnológico, valdrán la pena solo si su implementación no acelera el deterioro del planeta. De lo contrario, será indispensable invertir en procesos más sostenibles y eficientes.