Atrás quedaron los días en que pensábamos melancólicamente, “Si tan solo pudiera controlar el interruptor del bombillo con mi mente”.
Si han considerado la posibilidad de dominar dispositivos con sus pensamientos, hay buenas noticias. Esto es casi una realidad gracias a las interfaces cerebro-equipo, también conocidas como ICC o BCI.
¿Qué son las interfaces cerebro-equipo?
Las interfaces cerebro-equipo son sistemas que establecen una línea de comunicación directa entre la ruta eléctrica de nuestro cerebro y un equipo. Se usan con frecuencia para estudiar, mapear, respaldar, mejorar o restaurar procesos cognitivos o sensoriales-motores humanos.
Ya que las BCI nos ayudan a obtener un control completo de nuestros cerebros, enfermedades como el Alzheimer y el abuso de sustancias podrían volverse cosa del pasado. Las BCI también son de mucha utilidad para personas que padecen enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA o ALS).
Esto no significa que sea necesario que se nos implante un chip. Estas interfaces cerebrales de alta tecnología oscilan entre no intrusivas y muy invasivas. Esto depende de cuán cerca los electrodos estén del cerebro.
Las interfaces cerebrales no invasivas se han usado en la industria médica por décadas. Tal es el caso de la electroencefalografía (EEG), que puede detectar y registrar la actividad eléctrica en el cerebro. Esta aplicación ha sido útil para diagnosticar enfermedades que pueden ser mortales, tales como la epilepsia y otros trastornos cerebrales.
A pesar de las ventajosas aplicaciones médicas de las BCI, todavía hay escepticismo en lo que respecta a su implementación. Algunos argumentan que implantar electrodos en el tejido cerebral supone riesgos físicos. Estos incluyen hemorragias, cicatrices y el rechazo del injerto.
Existe la posibilidad de que la tecnología BCI afecte las funciones cognitivas. Esto incluye la toma de decisiones. El impacto sobre la cognición, el comportamiento y la toma de decisiones aún no es claro.
Algunas investigaciones ofrecen ejemplos extremadamente persuasivos de cambios en la personalidad de los individuos causados por aplicaciones específicas de estimulación cerebral profunda. También hay preocupaciones con respecto a la privacidad de los datos y cómo las compañías que manipulan esta tecnología usarán dicha información.
¿Los hackers serán capaces de corromper estos implantes cerebro-equipo (BCI)? ¿Podrían hacer a las personas vulnerables a realizar acciones que normalmente no harían? Incluso más aterrador, ¿podrían “cargar” recuerdos falsos o ideologías a nuestros cerebros?
Si no pueden confiar a las compañías los datos de su smartphone y el historial del navegador que revelan detalles de sus próximas vacaciones, ¿sería diferente mañana? Imaginen qué podría ocurrir si las compañías tuvieran acceso a una enorme cantidad de datos que muestren nuestros verdaderos seres, pensamientos, emociones y sentimientos.
Las interfaces cerebro-equipo generan muchos retos éticos. Las implicaciones de que estos sistemas reescriban la forma en que pensamos, actuamos y nos comportamos han sido debatidas por expertos. La pregunta esencial es qué sucedería si las BCI evolucionan a una etapa en la que se pierdan los rasgos que nos hacen “humanos”.
Demos un vistazo a cinco artículos que exploran las BCI mientras nos hacemos una pregunta. ¿El mundo necesita estos sistemas que mejoran la vida de algunos, pero supondrían una amenaza si conllevaran a un hackeo devastador, daños físicos o la pérdida de la identidad personal?
¿Estamos listos para que las BCI se vuelvan una parte de nuestro diario vivir sin que haya una política clara implementada para controlar y restringir su uso? De acuerdo con este artículo, será crítico establecer dichas políticas con el fin de estar listos para el futuro.
Parece que las BCI se han preparado para hacerse cargo de nuestros cerebros desde que Elon Musk mostró a Pager el simio utilizando su mente para controlar un videojuego. Ahora, su empresa de BCI divulgó una ronda de captación de fondos serie C de $205 millones de dólares.
Simultáneamente, un rival de Neuralink declaró que la FDA le ha dado una histórica luz verde para realizar estudios clínicos con sujetos humanos para su producto insignia: Stentrode.
Sin importar que el mundo esté listo o no, las BCI redefinirán las relaciones humano-máquina como las conocemos.
Ya que la brecha entre humanos y robots se estrecha cada vez más, los gobiernos se están involucrando en una competencia corporativa para explotar el potencial de los humanos mejorados con máquinas. Tanto así que a los robots finalmente se les están dando derechos civiles.
La cibernética y la IA se utilizan para mejorar la coordinación entre el personal militar y su equipo. Esto puede volver incluso a soldados inexpertos en asesinos profesionales. ¿Estamos cruzando el marco legal y ético que rige la sociedad humana y nos mantiene bajo control?
Los seres humanos envejecemos. Con la edad, vienen retos físicos y de salud. Algunas personas nacen con discapacidades o las desarrollan posteriormente. También pueden ocurrir accidentes debilitantes, lo que crea una dependencia de cuidadores y disminuye la calidad de vida.
Con la asistencia de ayudas externas como las BCI, las prótesis y los implantes controlados por el cerebro pueden ayudar a las personas con discapacidades a expresar sus pensamientos y necesidades, mejorar la comunicación, restaurar el contacto y realizar actividades físicas.
El transhumanismo describe cómo las personas usarán la tecnología para mejorar sus funciones cognitivas y físicas. Este artículo toma a expertos para analizar la historia, la ética y los riesgos de las BCI.
También ofrecen información sobre cómo las BCI pueden cambiar la iluminación en sus oficinas según su nivel de estrés o evitar que usen un vehículo si parecen cansados. También podría identificar si no están prestando atención suficiente a cierta reunión y alertar a su jefe.
Mientras hablamos, nos acercamos más a un futuro transhumanista en el que se hace más difusa la diferencia entre la máquina y el hombre.
En este artículo se exploran los riesgos y ventajas de las BCI, junto con un método nuevo para conectarse con equipos y otros dispositivos. Sin embargo, este método de comunicación supone una nueva amenaza a la privacidad. Después de todo, una BCI podría invadir nuestros pensamientos: una de las pocas facetas privadas de la humanidad.
De momento, los humanos y los equipos tienen habilidades y capacidades que son complementarias. Debido a cuán rápido operan los equipos modernos y su capacidad de calcular enormes cantidades de datos en cuestión de segundos, los equipos completan algunas tareas más rápido y con mayor precisión que el humano promedio.
A pesar de la “amenaza” de la IA y el machine learning, que cada vez son mejores reconociendo patrones y comunicándose entre sí, podría no ser suficiente para reemplazar las capacidades lingüísticas, de reconocimiento facial y pensamiento creativo que son tan humanas.
No sabemos realmente qué depara el futuro para las tecnologías como las BCI. Pero una cosa es cierta: están en camino para impactar y cambiar para siempre la sociedad como la conocemos. Cuando lo hagan, los marcos moral, ético y legal de la sociedad buscarán adaptarse.