Algo está pasando con los arboles, suelos y demás sumideros de CO2. ¿Qué podemos hacer al respecto?
Damos nuestro planeta por sentado. Se ha mantenido “igual” desde nuestro nacimiento hasta ahora. ¿Por qué tendría que cambiar? Sin embargo, la mayoría ignoramos los procesos naturales que durante los últimos 200 años han mitigado el impacto del calentamiento global. Los sumideros de carbono son uno de dichos procesos.
¿Sabían que los océanos, bosques, suelos y demás sumideros de carbono absorben anualmente un 56% de las emisiones humanas de CO2? Esto es detallado en el último reporte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
No obstante, a medida que las temperaturas continúan subiendo, estos procesos podrían dejar de funcionar. De hecho, es muy probable que esté ocurriendo ahora mismo.
¿Qué está ocurriendo con los árboles, suelos y demás sumideros de CO2?
Es un hecho: 2023 fue el año más caliente en la historia de la humanidad.
Un reporte de la Agencia Internacional de la Energía (IEA) revela que la polución de carbono alcanzó 37.400 millones de toneladas en 2023. Según los hallazgos preliminares de un equipo internacional de investigadores, esto se debe parcialmente a que la cantidad de CO2 absorbido por los sumideros ha colapsado temporalmente.
Los motivos de lo anterior son diversos. Los glaciares de Groenlandia y el Ártico se están derritiendo más rápido de lo esperado. Esto está perturbando la corriente del Golfo. Como explica Nature, esto afecta la forma en que los océanos absorben el carbono.
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Según otro estudio, las plantas emplean sus reservas de nitrógeno, fósforo y potasio ante el exceso de CO2 en la atmósfera. Esto se conoce como dilución de nutrientes.
La buena noticia es que el colapso de los sumideros no tiene que ser permanente. Si las sequías y los incendios se mantienen al mínimo, los árboles y suelos podrían volver a absorber CO2. Aun así, lo anterior demuestra la fragilidad de estos procesos.
¿Qué significa esto para las metas de cero CO2?
Según una investigación de SpringerLink, por lo menos 118 países dependen de los suelos y bosques para alcanzar sus metas de emisiones cero. Tal es el caso de Australia, como lo comprueba una publicación en Nature. Otro estudio indica que múltiples países de la Unión Europea también se han topado con este obstáculo.
En el caso de Rusia, Escandinavia, Canadá y Alaska, un estudio de la Universidad de Leeds indica que los bosques boreales ya no absorben tanto CO2. Esto se debe a plagas de escarabajos, incendios y tala de árboles a lo largo de dichas regiones.
Lo anterior se combina con la resiliencia en descenso de los bosques amazónicos y múltiples sequías en partes del trópico. Las altas temperaturas en los bosques del norte también han contribuido al colapso de los sumideros de carbono en 2023.
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¿Acaso nadie vio venir esto? No exactamente. Los modelos fueron muy optimistas.
Andrew Watson, cabeza del grupo de ciencias atmosféricas y marinas en la Universidad de Exeter, explica que los modelos climáticos predijeron que los sumideros de carbono se reducirían a causa del cambio climático. A pesar de ello, no había certeza sobre qué tan rápido pasaría. Se supuso que ocurrirá a lo largo de los próximos 100 años.
La tecnología satelital permite monitorear ciclos de bosques, ciénagas, glaciares y océanos. No obstante, las predicciones de reportes internacionales suelen tener amplios márgenes de error. Eso dificulta saber cómo se comportarán los suelos, bosques y demás sumideros de CO2 en el futuro y las consecuencias de su colapso.
El caso de Finlandia
Finlandia tiene una de las metas ecológicas más ambiciosas de todo el mundo: tener una emisión neutra de carbono para 2035. Dado que solo posee 5.6 millones de habitantes y el 70% de su superficie está cubierta de bosques y ciénagas, no era descabellado suponer que sería un objetivo sencillo. Sin embargo, algo ocurrió.
Desde 2010, el país evidenció que la cantidad de CO2 absorbido por sus bosques y suelos comenzó a descender. Para 2018, su sumidero de carbono había “desaparecido”. A pesar de que Finlandia redujo las emisiones de CO2 en un 43% a lo largo de diferentes industrias, las emisiones totales se mantuvieron iguales que a principios de los 90.
Johan Rockström, director del Instituto Potsdam para la Investigación sobre el Impacto del Cambio Climático, señala un par de posibles motivos detrás de este fenómeno.
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Por un lado, podría ser el sector terrestre. Drenar y quemar humedales para conseguir energía sigue siendo una práctica común. No menos importante, la tala de bosques ha aumentado. Por otro lado, hay indicios de que la crisis climática es la razón. Al fin y al cabo, el porcentaje de árboles muertos aumentó un 788% en solo seis años (2017-2023) a causa de las sequías y altas temperaturas.
Desafortunadamente, el gobierno y las principales empresas madereras del país han restado importancia a esta crisis. Según el ministerio de finanzas, recolectar un tercio menos de madera reduciría el producto interno bruto (PIB) un 2.1%. Esto costaría entre 1.700-5.800 millones de euros al año. Incrementar la protección de los bosques también demandaría cientos de millones de euros, según el Finnish Nature Panel.
La situación resulta incluso más desesperanzadora al tener en cuenta que el estado solo es propietario del 35% de los bosques del país. Propietarios privados, compañías, municipalidades y demás organizaciones son dueños del resto de los árboles.
¿Pero qué está pasando en Latinoamérica? ¿Qué están haciendo Colombia, Brasil y demás gobiernos ante el colapso de árboles, suelos y otros sumideros de CO2? Podrán descubrir las respuestas a este par de preguntas en la siguiente parte de nuestro blog.