Desde la aparición de internet, las empresas han recopilado datos personales a cambio de servicios o contenidos gratuitos. Este trueque también tenía como objetivo proporcionar servicios personalizados a los usuarios. Sin embargo, estos recopiladores de datos empezaron a venderlos a las agencias de publicidad para obtener enormes beneficios, lo que dio lugar a un marketing depredador hacia los internautas.
Hay un dicho muy cierto: “Si no pagas por el producto, entonces tú eres el producto“.
Muchos usuarios siguen sin saber qué datos se recopilan y con qué fin. Un estudio de Pew Research Center reveló que alrededor del 81% de los estadounidenses sienten que tienen muy poco o ningún control sobre los datos recopilados por las empresas de Internet. Además, el 79% está bastante o muy preocupado por el uso de estos datos. Un problema clave es la falta de transparencia y control.
El sector de la tecnología publicitaria, con un valor de $438 mil millones de dólares en 2021, impulsará el sector de la publicidad en Internet hasta alcanzar $1 billón de dólares en 2030. Sin embargo, es irónico ver que el activo más valioso que impulsa este fenómeno (los datos de los usuarios, que originalmente pertenecían a ellos) ahora es propiedad de los recopiladores de datos, y ninguno de los beneficios llega a los usuarios.
Sin embargo, ¿qué pasa si le pagan por sus datos?
En medio de todo esto, hay empresas que ofrecen rendimientos económicos a los usuarios que están dispuestos a compartir sus datos personales y, curiosamente, hay quien los acepta. Los usuarios pueden elegir y controlar los datos que se comparten; a cambio, reciben incentivos como puntos de recompensa, cupones de regalo, dinero real o criptomonedas. Estas organizaciones afirman que buscan información específica sobre el comportamiento en Internet y no información personal identificable (PII).
DataCoup incentiva a los usuarios para que accedan a su perfil en las redes sociales. En lugar de datos personales, buscan información sobre el tipo de contenido al que se accede y se prefiere. Se espera que los usuarios ganen unos $8 al mes. El Panel Nacional de Consumidores de Estados Unidos recopila datos de compra a cambio de puntos de recompensa, que pueden ser recogidos y utilizados para canjear premios. ¡Piense en la posibilidad de vender los datos de sus usuarios como una fuente de ingresos pasivos!
Veamos cinco artículos interesantes que hablan de esta tendencia.
Los intermediarios de datos desempeñan un papel crucial a la hora de facilitar la concienciación sobre el uso de los datos personales y de empoderar a los interesados garantizando que tengan el control sobre los datos que se comparten. Por muy atractiva que sea la oferta, el objetivo sigue siendo proteger los datos personales. La idea es permitir a los consumidores decidir qué datos deben compartirse y recompensar al consumidor con una parte de los ingresos generados.
Supongamos que alguien opta por recibir un pago a cambio de sus datos personales. La siguiente pregunta es: ¿cuál es el valor de esos datos? El valor de los datos depende de factores como la oferta y la demanda, y de cómo los datos aportan valor a la empresa. Curiosamente, esto también depende de la empresa que compra los datos. Un historial médico completo es más valioso que un solo dato de PII, como el número de la Seguridad Social.
Existe una desconexión entre las personas que crean valor a través de sus datos y las que los reciben. En algunos niveles, los reguladores, los políticos y las empresas que dan prioridad a la privacidad defienden el derecho de los usuarios a recibir un pago por el valor generado por sus datos. El navegador que prioriza la privacidad, Brave, paga el 70% de sus ingresos por publicidad a sus 42 millones de usuarios.
Nos encontramos en los albores de una nueva era de Internet, la Web 3.0, que está concebida para cambiar el panorama de la propiedad de los datos y devolver dicha propiedad a los usuarios. La Web 3.0 facilita la descentralización y promueve la soberanía del usuario, lo que la convierte principalmente en un sistema de participación. El futuro de la Web 3.0 promete un entorno mucho más seguro y transparente, para que los usuarios puedan elegir qué datos quieren compartir y recuperar la propiedad de sus huellas digitales.
Mirando hacia el pasado, debemos entender que estas oportunidades económicas surgieron de un ecosistema basado en la publicidad que carecía de la confianza de los consumidores. El fin de la economía tradicional de los datos personales no tiene por qué ser el fin de la creación de valor: debe evolucionar hacia un ecosistema mejor en el que haya una distribución equitativa de la riqueza. Las empresas de Internet deben ser transparentes en la recopilación de datos y mantener informados a los usuarios finales sobre cómo se utilizarán estos datos en un lenguaje sencillo.
Hacia dónde se dirige la AdTech
Gartner predice que el 65% de la población mundial estará amparada por la normativa moderna sobre privacidad para el 2023. Además de los gobiernos, las organizaciones que dan prioridad a la privacidad también están tomando medidas proactivas para devolver el control de los datos personales a los usuarios.
En 2021, Apple proporcionó una actualización que permitía a los usuarios optar por no ser rastreados por los recolectores de datos. Esto plantea una serie de preguntas importantes: ¿Cómo se sostendrá Internet? ¿Se volverá más difícil y costosa la publicidad? ¿Cómo podrán las empresas más pequeñas hacer frente a los crecientes costes?
Las empresas de Internet tendrán que buscar datos alternativos o recurrir a la IA para obtener información y mantener la industria de la tecnología publicitaria. La guerra de la privacidad digital también podría hacer que las empresas de Internet se decanten por modelos de ingresos alternativos, como las suscripciones.
Descargo de responsabilidad: Este artículo habla de una tendencia que podría revolucionar la forma en que los usuarios interactúan con la industria AdTech. Sin embargo, en ningún caso se respalda la idea de que un individuo deba optar por ganar dinero a cambio de sus datos personales.