Más del 26 por ciento de los equipos del mundo corren el riesgo de exponerse a vulnerabilidades críticas, además es la cantidad de equipos que todavía utilizan el sistema operativo Windows 7. ¿Usted hace parte de este 26 por ciento? ¿Está comprometiendo la seguridad de la red? ¿Su empresa está preparada para contrarrestar las posibles violaciones de seguridad?
Ya que la vida útil de Windows 7 llegará a su fin dentro de menos de una semana, es hora de preparar sus dispositivos con Windows 7 para luchar contra los ataques cibernéticos. En la primera parte de esta serie de blogs, cubriremos los detalles completos del problema en cuestión junto con las soluciones disponibles.
Fin de la vida útil de Windows 7: una mirada interna
Después del 14 de enero de 2020, Microsoft ya no proporcionará actualizaciones de seguridad gratuitas y soporte para los equipos que ejecutan Windows 7. Si usted continúa usando el sistema operativo Windows 7 después de que finalice el soporte y opta por no comprar las Actualizaciones de Seguridad Extendida, su equipo seguirá funcionando, pero estará más vulnerable a los riesgos de seguridad ya que la asistencia técnica y las actualizaciones de software de Windows Update ya no estarán disponibles.
Usted puede optar por continuar utilizando Windows 7 al extender las actualizaciones de seguridad hasta por 3 años, es decir hasta enero de 2023, pero Microsoft proporcionará estos parches y correcciones de errores cobrando una tarifa. Ahora veamos cómo la falta de soporte del producto sin extensiones de seguridad afectará nuestros equipos de red.
Los riesgos de ejecutar Windows 7 sin soporte
El mayor problema que tendrá Windows 7 después de la fecha de finalización de la vida útil es que no se aplicarán parches por ningún problema de seguridad o error, como los parches que Microsoft aplicó en noviembre, dejándolo vulnerable a cualquier amenaza emergente. Windows 7 fue la versión de Windows más afectada por el ransomware WannaCry descubierto en 2017, y no nos olvidemos de Bluekeep y EternalBlue, cada uno de los cuales afectó ampliamente a los sistemas operativos obsoletos de Windows.
El software desactualizado hace que los equipos sean vulnerables a fallas del sistema, lo que podría resultar en una enorme pérdida de datos e incluso posibles fallas de seguridad y problemas de cumplimiento de mandatos como el GDPR.
Otra preocupación importante que impulsa a las personas a actualizar sus sistemas operativos es la posibilidad de encontrarse con problemas de compatibilidad. Cuando se actualizan las aplicaciones en los equipos de red, pueden volverse incompatibles con los sistemas operativos como Windows 7 después del final de la vida útil. La mayoría de los fabricantes de software asumen que los activos de los clientes están actualizados, incluidas las correcciones de seguridad y funcionalidad. Al usar sistemas operativos obsoletos, se puede terminar con aplicaciones y programas no funcionales.
La actualización a Windows 10 cuesta $199,99 por dispositivo, mientras que la tarifa para mantener Windows 7 con actualizaciones de seguridad extendidas es de $25 por dispositivo en el primer año, y podría aumentar anualmente hasta $200 por dispositivo. A largo plazo, la opción más económica (y, por cierto, la más segura) es simplemente actualizar a Windows 10.
Una de las formas más fáciles de reducir las vulnerabilidades en la seguridad de un sistema y mantener a su departamento de TI un paso por delante de los ciberdelincuentes es mantenerse al tanto y actualizar los sistemas operativos obsoletos. Esté atento a nuestro próximo artículo donde analizaremos las complejidades del proceso de migración de Windows 7 a Windows 10.
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